La película
dirigida por Lorena Muñoz con una duración de 122 minutos en formato 2D, tuvo
mucha expectativa en su público en general. Todos queríamos saber lo que fue la
vida de Rodrigo.
Sus últimos
meses de vida marcaron con fuego a casi todos los argentinos y fue llorado por
millones, ya que sus temas tuvieron mucho éxito.
La sinopsis y
trama de la película en líneas generales sembró en la audiencia euforia,
empatía, emoción y tristeza.
A diferencia de
lo que hizo en Gilda (2017), la directora y guionista Lorena Muñoz fue un poco
más cruda en varios aspectos, pero sobre todo, en la estética con un montaje más rápido, decisión muy
apropiada y en correlato con el personaje, ya que Rodrigo tuvo momentos muy
oscuros por abuso de sustancias en la versión fílmica. Tal como Natalia Oreiro en Gilda, aquí la
clave pasaba por encontrar al protagonista indicado. Y Rodrigo Romero, un
albañil cordobés que se presentó a una audición hace un año, no sólo fue el
indicado, sino que es una especie de reencarnación del cuartetero.
Su trabajo es impresionante y resulta muy logrado, teniendo en cuenta que no tiene una formación actoral y que ésta es su primera película.
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