lunes, 19 de noviembre de 2012

VAREKAI: UN ESPECTÁCULO DE CIRCO DIFERENTE

Varekai es un antiguo espectáculo de Cirque du soleil actualmente de gira por Argentina y al que asistí esta semana en Olivos.

   El título es una palabra caló que hace alusión a la vida nómada. El espectáculo parte del mito de Ícaro, muy propio para un circo aéreo como éste. El protagonista narrativo cae en un bosque que tiene también madrigueras subterráneas y comienza una lucha por el dominio del aire, de la tierra, el agua y el fuego (la luz). Sin embargo, cuesta seguir el hilo narrativo.

    Cirque du soleil es un circo. Conviene aclararlo porque a pesar de su particular estilo, el espectáculo es completamente circense, aunque haya sido despojado de toda la variedad animal -no hay fieras naturales-: tiene payasos, malabares, acróbatas, contorsionistas, trapecistas.



   Su estilo -siempre rondando lo cursi casi sin tocarlo- impresiona en este espectáculo en el que un bailarín paralítico da una lección de movimientos sobre muletas. Por lo menos  en la función a la que asistí generó un choque y confusión en el público, al que le costaba aplaudir porque no podía definir si el bailarín era imposibilitado verdaderamente o era un simple simulacro.


 
     La verdad que a mi entender por los movimientos que logró era imposible que fuera paralitico.   Creo que la lentitud de este público en particular para aplaudir se debía al análisis previo de la situación.   Tampoco nos quedaba claro cuál era su función,  así como el mensaje, que según  mi interpretación era la enfermedad o el miedo con el que luchaba el protagonista.   Luego al ver en la cartilla informativa a los integrantes del staff descubro que uno de los coreógrafos esta sostenido sobre muletas.   Esto me ofrece un panorama distinto de la situación, ya que le encontré sentido desde ahí, proponer un discapacitado en el escenario seguramente instruido por otro.

    Para ser históricos diríamos que Cirque du soleil representa el aburguesamiento del circo, limpiado de todo popularismo -salvo por el pochoclo-.    El espectáculo se maquilla de tal forma que tiene su zona vip, hasta champán en el bar y una tienda de precios altísimos



     Sus auspiciantes están presentes en carteles dispuestos antes de entrar a la carpa y se les agradece antes de indicarle al público cual es la salida de emergencia ante un eventual accidente.

       La historia basada en un bosque  condiciona un vestuario magnífico con pocos brillos en formas que recrean volúmenes animales y vegetales y en colores planos, donde se nota el conocimiento riguroso de los contrastes en los colores, con variedad de combinaciones.   Faunos y otros motivos mitológicos dan un aire clásico a un montaje artístico con numerosos motivos vegetales y florales (pétalos,nervaduras, ramas, hojas...), Con una gran presencia de luminarias y una estructura escenográfica calculada en el mínimo detalle

      Este control del color, de la complejidad artística visual,  el dominio del tempo, de los medios mecánicos, de la sincronía, del sonido... Es un circo artístico tanto como matemático en el que sin ser mecánicos no se encuentra ningún movimiento dejado al azar, a la espontaneidad. Hasta el despliegue de una colchoneta ocurre con su pose artística y danzada.
    Los errores ni se ven, por lo menos al que asistí, sólo pude percibir tres pequeños errores un trastabillé de uno de los acróbatas, con el que me sentí un tanto complacida al poder comprobar que el espectáculo está hecho por seres humanos, ya que la perfección y la excelencia  lograda hacen olvidar este pequeño detalle tan importante.

     La música, con apoyo en directo, sinfónica, melodiosa, étnica, subraya el movimiento y recrea en los cantantes una especie de narradores presentes que unen los visual a lo literario poniendo voz a los movimientos.
    Hay dos personajes que aparecen en tres momentos diferentes, hacia el principio, por el medio y por el final, que ofrecen un respiro al estilo que se mantiene durante el espectáculo. Son dos cómicos, que inclusive en un momento hacen  subir a participar a alguien del público, que utilizan el clisé vulgar de reírse de la gordura de una señorita y de la torpeza de una cantante, humor que funciona siempre por caer en lugares comunes utilizando actos discriminatorios que como muchas sociedades aún no pudimos resolver.  

¿Se me olvida algo? Claro, que este neo circo me hizo olvidar que estaba en un circo. El prolijo e impecable despliegue impide a veces valorar la labor forzada de profesionales del circo que se juegan la integridad y el trabajo en piruetas increíbles que les pueden costar la vida y que a lo largo de la misma le costaran la integridad física.
   En un mundo cada vez más inmediato, globalizado cuesta mucho sorprender a un público cada vez más exigente para el que se realizan no tres pirutas mortales, sino 25 , en el que niños de 8 y 10 años hacen lo imposible para deslumbrar, en el que se exige que se ponga en juego la vida para poder hacer sentir desde el escenario  la adrenalina de sentirse vivos mirando como los demás arriesgan la suya, inmóviles desde su banca que costó sus merecidos $350, esperando para el aplauso marcadamente espontáneo.




Cobertura periodística realizada por Anabel Molina de 2° Año de Comunicación Social

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