Tito no necesita
mayores presentaciones; Claro exponente de la Generación del Nuevo Realismo que
marco un hito en la historia del teatro.
El sábado 2 de Noviembre, en la Biblioteca Popular
Sudestada de Florida en Vicente López están reunidas 30 personas, entre ellos se encuentran vecinos
y estudiantes con el objetivo de deleitarse
con el expositor. Contamos con la presencia
del escritor y dramaturgo argentino, cuyas obras de teatro fueron: “La nona”, “Gris
de Ausencia”, “El sur y después”, “Tartufos”, “Yepetto”, etc. En esta
oportunidad amablemente conversó con nosotros acerca del teatro abierto.
-¿Cuéntanos Tito qué fue Teatro
Abierto?
-Fue un movimiento cultural en reacción contra
la dictadura que regía en ese momento en el país, con un grupo de gente (autores,
directores y actores) que querían contar experiencias de vida, en un coloquio
con el público, donde éste se emocionaba. Eran obras que llegaban muy adentro
del corazón. Se inició en el Teatro Picadero que en ese momento estaba situado
en el Pasaje. Rauch, afortunadamente hoy llamado Enrique Santos Discépolo. Este
movimiento hizo su primera experiencia teatral el 28 de julio de 1981, pocos
días después, el 6 de agosto mientras Frank Sinatra cantaba en Buenos Aires,
una bomba destruyó el edificio. La dictadura lo había mandado a quemar. La
solidaridad de muchos, en especial los dueños del Teatro Tabaris, teatro Revisteril,
les abrió las puertas para que continúen, este teatro situado sobre la Avda.
Corrientes daba mucha más visibilidad a Teatro Abierto. Más de cien pintores
regalaron cuadros para ser vendidos y así sustentar este revés. En realidad
había nacido en setiembre del año 1980 a instancias del dramaturgo Osvaldo
Dragún. Los autores estábamos
prohibidos, nos habían eliminado de las cátedras de Teatro Argentino, nos
habían dejado sin ejercer nuestro oficio. Teatro Abierto fue la raíz de otras
manifestaciones como Danza Abierta, Poesía Abierta. En la actualidad se lo está
reconociendo, me vinieron a ver tres investigadoras: una española, una francesa
y una italiana, que en su tesis final van a usar la temática de Teatro Abierto
Argentino.
-¿Teatro Abierto fue visiblemente un
espacio hacia la resistencia de la dictadura?
-Una característica de las dictaduras
argentinas que nunca instalaron oficinas de censura para el teatro. Igualmente
fueron quemados el Teatro Estrellas cuyo dueño era Héctor García reconocido
periodista, dueño de Crónica tv, también fue quemado el Teatro Payró. La
visibilidad, la fuerza del movimiento en conjunto con el público, hizo que la
dictadura se enterara que había Teatro Abierto porque lo ignoraba.
El teatro siempre sale porque es una
actividad grupal es muy barato, cualquier grupo se junta y hace teatro. La
entrada en esos tiempos se cobraba la mitad de la entrada de cine.
-¿Las obras que Ud. presentó tenían
una simbología política como “Gris de Ausencia”?
-Gris de Ausencia fue escrito por mí,
después de haber visitado a mis amigos exiliados en Europa que la dictadura
había echado del país. Estaba impactado por el tema del exilio, y el tener que
volver me tenía muy preocupado, volvía con mucha inseguridad. El informe de la
OEA, sobre todo cuando estaba en España, diciendo que en la Argentina había
campos de concentración, detenidos. En cuanto a mi orientación política soy progresista,
socialista, admirador de la Revolución Cubana.
-¿Qué pasó con la gente que resistió
y se quedó? ¿Es muy difícil hablar sobre la dictadura?
Del Teatro Cervantes me pidieron
escribir una obra para Alfredo Alcón, lo cual es difícil porque Alcón personaliza
héroes y yo escribo para antihéroes. Entonces escribo “De pies y manos” donde
el personaje que sobrevive luego no pudo superar la tristeza. Este año escribí
“Daños colaterales” que habla sobre la dictadura, evidentemente en este tema se
tarda muchos años en asumirlo.
- ¿En tu obra hay una crítica a la
clase media teniendo en cuenta que la forman los que bajaron de los barcos?
-Soy un hombre de clase media con
tías maestras, tíos actores, papá artesano. Se formó esa clase media que no
tienen plata pero tampoco tiene hambre. Hablé de este tema en mi primera obra
escrita hace cincuenta años “Nuestro fin de semana”, que ahora dentro de pocos
días la reponen en el Teatro San Martín.
¿Cuáles fueron sus influencias
literarias y sus escritores predilectos?
-A mis 16 años vi la obra teatral “La
Muerte de un viajante” de Arthur Miller, ahí nació mi vocación de escritor para
teatro. Los comentarios de mis primeras obras, tenían una influencia de Chéjov,
autor que me gustaba mucho: El neorrealismo italiano y el cine de De Sica de la
época del 60.
-¿Con qué directores te encontrabas
más cómodo?
-En general como mis obras tienen una
estructura rígida, los directores no tienen mucha oportunidad de cambiar
escenas. A los directores no les gustan las estructuras rígidas pero las
respetan. No veo casi nunca mis obras. Carlos Gorostiza alguna vez me pidió
permiso para sacar una escena, en ese entonces el autor era mucho más
respetado, en estos tiempos el rol del autor se está diluyendo, hoy las obras
las escriben los mismos que la dirigen, hay menos literatura, menos narración.
Muchos autores jóvenes dirigen sus obras, antes se leía mucho teatro, ahora no,
lo que me obligó a decir a un periodista, “los autores estamos muertos pero
donamos los órganos”.
-¿Qué pasó con Teatro Abierto con el
advenimiento de la Democracia?
-Siempre hubo reconocimientos. El
último ciclo de Teatro Abierto finalizó dos meses antes de la asunción del
Presidente Raúl Alfonsín. Ahí comenzó un nuevo ciclo de directores y autores.
En 1985 aparece “El Teatrazo”, un grupo de actores encabezados por Manuel
Callau, hacen teatro callejero. No tuvo la misma repercusión que Teatro
Abierto, éste era un movimiento antifascista mientras que El Teatrazo es antiimperialista.
En la actualidad la continuidad de Teatro Abierto es el Teatro por la
Identidad, organizado por las Abuelas de Plaza de Mayo.
-¿Qué motivos los llevaron a crear un
espacio de resistencia?
-La derrota de la utopía socialista,
el curso del teatro te lleva a temas. En los 81 autores y directores eran todos
consagrados, conocidos con trayectoria en Teatro Independiente. Autores como
Griselda Gambaro, Eduardo Pavlovsky, Carlos Somigliana y actores como Luis
Brandoni, Pepe Soriano, Alfredo Alcón, Carlos Carella.
-“Los espectadores teníamos una
emoción muy grande y los aplausos iban más allá del hecho teatral”-. Esto lo dijo una señora atenta a la charla,
a la cual Tito Cossa le respondió:- “Nos dábamos cuenta que sentían eso”.
-¿Existió la posibilidad de llevar
Teatro Abierto al exterior?
Algunos países latinoamericanos como
Uruguay y Chile. Una investigadora española me decía:- “Qué momento para
hacerlo en España, sucede que en Buenos
Aires en nuestra actualidad el teatro es un fenómeno único.
Se concluye este grato momento de
interacción, siendo su trabajo de inspiración a nuevos artistas. Un placer haberlo tenido
con nosotros.
Entrevista realizada por Ibeth Herrera , Amalia Mendoza y Liliam Tapia, alumnas de segundo año de la Tecnicatura en Comunicación Social.
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