Goor afirma que "sólo si se toca, se siente, se utiliza el arte,
uno podrá entender lo que realmente es y que el arte se entrelaza con la vida misma,
para que sea accesible para el
visitante". Quizás esta es la razón
por la cual su museo también es el lugar donde ella vive. Este hecho connota la
idea de que el arte forma parte de la vida cotidiana.
El museo, que se encuentra en Jaffa- Tel Aviv, esta ubicado al lado de
las costas del Mar Mediterráneo. Las paredes y estructuras del edificio tienen
historia desde hace más de 280 años, siendo la primera posada para los
peregrinos judíos, que se dirigían a Jerusalén. En el siglo XIX el edificio era
una fábrica de jabones y perfumes, que luego se convirtió en uno de los
principales centros exportadores de Israel.
Es en los años 90, cuando Ilana compró la casa para poder exhibir sus
obras de arte. No obstante, en el arreglo de la residencia se encontraron múltiples
hallazgos que se constituyen como documentación histórica. Entre estos
descubrimientos, aparece un horno de piedra, encontrado en el sótano, un techo
de ánfora, que data del siglo XVIII y fue construido bajo la "técnica
colmena". Recientemente, se descubrió una habitación oculta que se cree
que se dirige directamente a las costas del mar.
Cada habitación tiene una temática diferente haciendo referencia a una
historia y lugar determinado. Por ejemplo, el comedor del museo esta
constituido de diferentes insectos, construidos de plástico. Ilana acá quiere
resaltar el contacto con la naturaleza, sobre todo a la hora de comer. Por otro
lado, se encuentra un cuarto con obras
provenientes de América del Sur y África.
Otra habitación
esta basada en la religión cristiana, pero con la particularidad de que está temática
se combina con formas fálicas. Incluso un cuarto exclusivo de sillas de
diferentes materiales, hechos por diferentes artistas y por la misma dueña del
museo.
Los pasillos están cubiertos
con cuadros y esculturas basadas en el cuerpo humano presentando deformaciones
en su estructura.
Por último, se ubica una azotea con vista al mar y con esculturas
basadas en cuerpos humanos y animales salvajes, como también insectos con
tamaños exagerados, además de las diferentes mesas construidos de diversos
materiales, usados para la comodidad de los visitantes.
Las obras presentadas están basadas en la cotidianidad: sillas,
muebles con diferentes formas, cacerolas y obras que muestran al cuerpo humano,
tanto desnudo como deforme son el centro
de la escena al igual que en el Renacimiento. Estás colecciones evidencian un
fuerte sentido hacia la auto-expresión, tendientes al arte agresivo.
Las visitas al museo pueden ser libres, aunque cuentan con guías que
hablan varios idiomas. Se pueden hacer visitas guiadas por artistas
profesionales e incluso se pueden comprar las obras que se exhiben.
Finalmente, puedo afirmar que es indispensable visitar este museo si
usted se encuentra en la antigua ciudad de Jaffa, por sus diversas manifestaciones artísticas y
por su pasado histórico que hacen aun más interesante este templo cultural.
Cobertura periodística del alumno Orlando David Álvarez de 2° Año de Comunicación Social en su visita a Israel.
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